Formas Clínicas 

(según la clasificación 

de Lublin 2013)

La EM puede presentarse o evolucionar de distintas formas clínicas:

 

Síndrome Desmielinizante Aislado con o sin actividad (SDA): es el primer episodio clínico identificado y puede ser mono o polisintomático.

Forma Remitente-Recurrente con o sin actividad (EMRR): es el tipo más frecuente y afecta a más del 80% de las personas con EM. En las fases iniciales puede no haber síntomas, a veces incluso durante varios años. Sin embargo, las lesiones inflamatorias en el SNC ya se están produciendo, aunque no lleguen a dar lugar a síntomas. Los brotes son imprevisibles y pueden aparecer síntomas en cualquier momento (nuevos o ya conocidos) que duran algunos días o semanas y luego, desaparecen de nuevo. Entre los brotes o recaídas no parece haber progresión de la EM.

Forma Progresiva Secundaria con o sin actividad (EMSP): cuando el grado de discapacidad persiste y/o empeora entre brotes, se considera que estamos ante una EM de tipo secundaria progresiva. Puede aparecer después de una fase recurrente-remitente del proceso y se considera una forma avanzada de la EM. Entre un 30 y un 50% de los pacientes que sufren inicialmente la forma recurrente-remitente, desarrollan la forma secundaria progresiva. Esto se da tras un período de tiempo, que depende de la edad de inicio, y que suele ocurrir entre los 35 y los 45 años. La EMSP se caracteriza por una progresión continua con o sin brotes ocasionales, remisiones poco importantes y fases de estabilidad.

Forma Progresiva Primaria con o sin actividad (EMPP): Es menos frecuente y sólo afecta al 10% de todos los pacientes con EM. Se caracteriza por la ausencia de brotes definidos, pero hay un comienzo lento y un empeoramiento constante de los síntomas, sin un periodo intermedio de remisión. No hay recaídas, ni periodos de remisión, sólo fases de estabilidad ocasionales y mejorías pasajeras poco importantes.